Por Ernesto Rosas
Mateo 5:41 VLS
“Si un soldado los obliga a llevar una carga por un kilómetro, cárguenla por dos”.
La milla extra es hacer todo aquello que se espera de mí con excelencia y después de cumplirlo a cabalidad, hacer lo que no se me pidió, pero se deseó.
Es hacer lo que se esperaba de mí y un extra más. La diferencia entre alguien ordinario y otro extraordinario es un “extra” que algunos están dispuestos a dar para no ser ordinarios.
Un buen siervo es aquel que inspira a otros a caminar la milla extra, pero no la exige. Da el ejemplo caminándola él mismo. Cuando se impone o se manipula, sólo se logra que caminen una milla, y probablemente con mal modo. El extra se da como resultado de la convicción y el compromiso a la obra que realizamos; es el resultado de una buena actitud de corazón.
El hecho de que tú camines la milla extra, no te da el derecho a exigir o condenar a quien no lo haga. Camínala e inspira con tu ejemplo de servicio a otros para que deseen hacerlo. Todos tenemos obligaciones o responsabilidades que cumplir en la casa, el trabajo o en la congregación; pero en cada una podemos dar algo más.
La visión se cumplirá si damos el extra necesario para realizarla. Los siervos y grupos exitosos son aquellos que siempre dan más de lo que se espera de ellos. Discipular a otras exige mucho de uno.
Dios espera que demos la milla extra. No nos la impondrá, pero sabe que tenemos el potencial de dar más y espera que lo hagamos para Su Reino. Él nos dio el ejemplo y nos ha pedido que seamos de ese mismo sentir.
Con respecto a nuestro servicio a Dios, ¿Cuál es la milla extra que estamos dando?
No olvidemos cómo realizar nuestras tareas en la casa, trabajo, escuela y en la congregación:
EXCELENCIA + MILLA EXTRA = ACTITUD DE SERVICIO