viernes, 8 de febrero de 2008

¿QUÉ ESPERA DIOS DE MI?

Ernesto Rosas

La mayoría de las personas esperan de Dios muchas cosas pero muy pocos se preguntan lo qué Dios espera de nosotros. La Biblia nos muestra claramente su deseo:

Miqueas 6:8 NVI
8 ¡Ya se te ha declarado lo que es bueno!
Ya se te ha dicho lo que de ti espera el Señor:
Practicar la justicia, amar la misericordia, y humillarte ante tu Dios.

Toda la palabra de Dios nos declara lo que es bueno, lo que es correcto y lo conveniente, ahora depende de nosotros si lo hacemos.

Justicia, misericordia y humildad, tres valores que no debemos olvidar.

Practicar la justicia – Significa amar lo correcto y no lo conveniente, es odiar el pecado y la maldad. Todas nuestras palabras y acciones deben estar dentro de éste marco y debemos practicarlas cada segundo de nuestra vida.

Las cosas que nos convienen no siempre son correctas. Por ejemplo, nos ganamos una infracción de $500.00 por un error que cometimos en la calle con nuestro automóvil. El policía nos dice que le demos solo $200.00, nos ahorraremos $300.00 y las tres horas para ir a pagar la multa y recoger la licencia de manejar. Si nos conviene en todos los aspectos pero no es correcta la acción porque es corrupción.

Amar la misericordia – La misericordia nos habla de una segunda oportunidad, de tener compasión por los demás, de amar a nuestro prójimo.

Vivimos en medio de una generación insensible por causa del orgullo y de las heridas emocionales que han recibido a lo largo de su vida. Esto se refleja principalmente en la familia y el matrimonio. Jesús nos dio la orden de amarnos los unos a los otros como a nosotros mismos.

¿Cuánto te amas a ti mismo? – Darnos un espacio para nosotros mismo y hacer lo que nos gusta. Cuidar nuestra salud física, mental y emocional. Darle a nuestro cuerpo alimentos saludables y evitar los que nos hacen daño. Si no nos cuidamos a nosotros mismos, difícilmente amaremos a los demás.

El amor a los demás se demuestra con nuestras acciones y palabras. Si amas a alguien no lo vas a lastimar con lo que hables o hagas por muy enojado que estés. Por eso debemos amar la misericordia.

Humillarnos ante Dios – Significa que debemos ser sensibles a Su voz y a Su Palabra. El orgullo endurece el corazón del hombre y lo hace insensible hacia los demás y hacia Dios.
Humillarnos es estar dispuesto a obedecer totalmente la Palabra de Dios y hacerlo, porque puede estar dispuesto pero no lo haces.

Humillarnos ante Dios es depender totalmente de Él y no de nuestras propias fuerzas, talentos, habilidades o bienes. Esto nos habla de fe y confianza total, sin una pisca de duda.

Estas tres cosas son las que espera Dios de nosotros y toda la Biblia nos declara lo que es bueno. Hagámoslo siempre hasta que Cristo venga por nosotros.