Investigación
Contenido
I. LA DEPRESIÓN
· En la mujer
· En los adolescentes
· Causas
· Síntomas
· Diagnóstico
· Tratamiento
· El ABC
II. EL SUICIDIO
· Valoración de la mortalidad
· Caracteríscas comunes
III. LAS ENFERMEDADES
· Las enfermedades
· El infarto cerebral
IV. RECOMENDACIONES
· Recomendaciones
· La congregación cristiana como comunidad terapéutica
Capítulo I
LA DEPRESIÓN
Del 60 al 70 por ciento de la población mundial padece algún tipo de depresión, mientras que cada persona deprimida afecta a cinco más. La depresión es una de las principales enfermedades que afectan a la población mundial. Esta enfermedad es más grave en hombres que en mujeres debido a los estereotipos sociales y a la educación que recibe el individuo.
La depresión es el padecimiento por el cual se pierden más días útiles en la vida de una persona, ya que trae consigo padecimientos físicos y otro tipo de trastornos como gastritis y úlceras, entre otros. El 80 por ciento de los pacientes presentan reincidencia en la enfermedad, ya que no continúan con el tratamiento.
La terapia consiste en enseñar a la persona a vivir en armonía con las cosas que le rodean. Un factor grave de reincidencia depresiva es el "tabú" o la educación que las personas tienen, porque mucha gente llega y dice, "yo no se porqué me enviaron con el siquiatra si no estoy loco", y aunque se les explica, esa idea es difícil de eliminar.
El 50% de los intentos de suicidio son de adolescentes. La principal forma de intento de suicidio es al ingerir pastillas de cualquier tipo, seguido de plaguicidas o venenos, así como ahorcamiento. Los intentos de suicidio son con el fin de llamar la atención de las personas que viven a su alrededor. La depresión en menores de edad, se manifiesta de diferente manera. "En los niños se manifiesta a través de ansiedad, rebeldía, inquietud y bajo rendimiento escolar, entre otros”.
La depresión en la Mujer
No cabe duda de que las mujeres se deprimen con más frecuencia que los hombres. No solo ello, sino que también se enferman por depresión. Resultados de estudios extensivos que comparan los factores que pueden afectar la depresión en la mujer atestiguan que se debe a su rol en la sociedad.
Podríamos pensar en otros factores que también le afectan, tales como los cambios hormonales, la predisposición genética, las presiones de la vida, el uso de pastillas anticonceptivas, como también la depresión después del parto. Sin embargo, se ha comprobado que el factor más relevante es su desventaja en el ámbito social, más marcada aún en la mujer casada.
Podríamos también argüir que la depresión en la mujer casada no es algo particular de ella, sino que también afecta al hombre, ya que una pareja y una familia traen consigo responsabilidades mayores. Sin embargo, nuevamente los estudios son concluyentes acerca del alto índice de depresión en la mujer casada a diferencia del hombre, ya que la mujer casada goza de menos fuentes de satisfacción, sea en el hogar y/o en su trabajo.
Se espera de ella que pueda ocuparse "de todo", y que como madre, logre la armonía, bienestar y paz en el hogar, mientras la sociedad en la que vive le enseña a sus hijos el camino de las Adicciones, la violencia y la vida fácil.
Si a todo esto le agregamos la actividad diaria que una mujer casada tiene, desenvolviéndose en su hogar, como esposa, madre y muchas veces al cuidado de sus padres mayores, es fácil darse cuenta que debe invertir horas de sueño para poder cumplir con sus obligaciones, corroborando que muchas de ellas duermen sólo el tiempo que les queda, 4 ó 5 horas diarias, no suficientes para reparar la energía gastada.
Este panorama es suficiente para justificar un cuadro depresivo en cualquier ser humano, pero cuando se combina con un esposo machista, exigente, desconsiderado y/o malhumorado, la depresión parece ser el único recurso para desconectarse del mundo y darse lástima a sí misma.
La sensación es de pérdida del control de la vida! La respuesta esta en volver a encontrar ese control, no acomodándose más a las exigencias de los demás, sino tomando conciencia de los factores que la oprimen y definiendo su propio ser y sentir, sus propias expectativas y necesidades, sus deseos y sueños, para ella misma determinar lo que quiere realizar en cada momento de su vida, considerándose a ella misma antes que a los demás.
No es una cuestión de sexos ni es inherente al ser mujer. Pero hay algo que es indudable: las mujeres se deprimen más que los hombres.
Las estadísticas lo demuestran. De acuerdo con datos de la National Mental Health Association (Asociación Nacional de Salud Mental, NMHA por su nombre en inglés), de Estados Unidos, las mujeres son dos veces más propensas a experimentar depresión clínica que los hombres. Se estima que una de cada 4 mujeres sufrirá de esta enfermedad durante su vida.
Los médicos coinciden en el gran impacto que tienen los cambios hormonales bruscos, que en la mujer son constantemente producidos por las menstruaciones, los embarazos y la menopausia
Todo empieza en la adolescencia (cuando se registra la más alta cantidad de mujeres con depresión), con los cambios extremos no sólo hormonales y físicos, sino de roles asignados o la depresión posparto, una condición que en la mayoría de los casos pasa en un par de semanas, pero que en una de cada 10 nuevas madres se convierte en un problema severo.
La mujer también debe soportar el estrés de las responsabilidades de su trabajo y su familia, así como los roles y expectativas depositadas sobre ella.
A pesar de todo esto, las mujeres dudan en buscar tratamiento. Sólo una de cada tres mujeres con depresión clínica buscará ayuda profesional alguna vez. ¿El motivo? El 41 por ciento porque siente vergüenza o porque niega su problema. Lo peor es que, si no es atendida, puede conducir al suicidio, algo a lo que llega casi el 15 por ciento de las mujeres con depresión severa.
La Depresión y los adolescentes
La depresión puede ser muy peligrosa durante los años de la adolescencia. Tanto es así, que el suicidio es la tercera causa de muerte en jóvenes norteamericanos entre los 15 a 24 años, luego de los accidentes y el homicidio.
Se calcula que unos 500,000 adolescentes intentan suicidarse cada año y que unos 5,000 lo logran. Lo peor de todo es que estas cifras van en aumento. La depresión es una enfermedad común entre los adolescentes, quienes enfrentan una serie de nuevos retos en sus vidas y tal vez no dispongan de la fuerza moral, espiritual o psicológica para lidiar con ellos.
En la adolescencia, el suicidio tiende a ser un acto más impulsivo que en la adultez. Los jóvenes "tienden a minimizar las consecuencias, y ven el suicidio como una forma aceptable de manejar una situación difícil".
Pero no todo muchacho recurre a matarse a sí mismo para resolver un problema. El 93 por ciento de los casos son debido a un problema psicológico o psiquiátrico. "Lo más frecuente es la depresión, el abuso de drogas o el alcohol".
En algunas áreas la mayoría de los suicidios son cometidos con armas de fuego.
la incidencia de suicidio es mayor entre jóvenes varones anglosajones que entre los de origen hispano. "La probabilidad de un adolescente suicidarse es inhibida por factores como la familia, religión, cultura y los amigos".
Causas de la Depresión
Algunos tipos de depresión se observan en diferentes miembros de una familia, lo cual sugiere que podría heredarse una especie de vulnerabilidad biológica.
Este parece ser el caso del trastorno bipolar, donde estudios de familias en las cuales miembros de cada generación han desarrollado la enfermedad, han encontrado una composición genética algo diferente en los que la padecen. No obstante, no todas las personas que tienen esa composición genética desarrollarán la enfermedad.
Aparentemente hay factores adicionales que influyen en la aparición del trastorno, entre ellos el estrés en el hogar, en el trabajo o en la escuela. En algunas familias la depresión severa también parece ocurrir generación tras generación, pero también ocurre en personas sin antecedentes familiares de depresión.
Ahora bien, hereditaria o no, la depresión severa generalmente esta asociada a cambios en las estructuras cerebrales o en la función cerebral.Las personas que tienen un bajo nivel de auto estima, que siempre tienen una visión pesimista de sí mismas y del mundo, o que fácilmente se sienten agobiadas por el estrés, son propensas a padecer de depresión, aunque no esta claro si esto representa una predisposición psicológica o una forma temprana de la enfermedad.
En años recientes, los investigadores demostraron que los cambios físicos en el organismo pueden estar acompañados de cambios mentales. Enfermedades tales como apoplejía, infarto cardiaco, cáncer, enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales pueden causar una enfermedad depresiva, haciendo que la persona enferma se vuelva apática o sin voluntad para atender sus necesidades físicas, lo que hace que se prolongue el período de recuperación.
También una pérdida importante, una relación difícil, un problema financiero o cualquier cambio estresánte (no deseado y hasta deseado) en los patrones de vida, puede desencadenar un episodio depresivo. Con frecuencia, hay una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales envueltos en la aparición de un trastorno depresivo.
Síntomas de la Depresión
La severidad de los síntomas y la persistencia, son los siguientes, según el Instituto Nacional de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH):
· Tristeza persistente o sensación de ansiedad o "vacío".
· Sentimientos de desesperanza y pesimismo.
· Sentimientos de culpabilidad, inutilidad y desamparo.
· Pérdida del interés o de placer en actividades o aficiones que antes se disfrutaban, incluyendo el sexo.
· Reducción de la energía, fatiga y se vuelven lentos, Pérdida de la energía
· Dificultad para concentrarse, recordar o tomar decisiones.
· Insomnio, despertar muy temprano en la mañana o dormir en exceso.
· Pérdida del apetito y/o de peso, o apetito excesivo y aumento de peso.
· Pensamientos relacionados con la muerte y el suicidio, e intentos de suicidio.Inquietud e irritabilidad.
· Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento, tales como dolores de cabeza, trastornos digestivos y dolores crónicos.
· Sensación de tristeza o de vacío
· Ansiedad, Ataques de llanto y Baja auto estima
La depresión clínica se presenta cuando los síntomas son persistentes, incapacitan y están muy lejos de ser ocasionados por causas externas.
No confundirse con un estado de depresión temporal tras la muerte de un familiar, separación matrimonial, enfermedad, pérdida del empleo o estados de tristeza ocasionales. Todo esto es parte de la vida.
Diagnóstico
La depresión clínica es un trastorno que afecta todo el cuerpo. Una buena evaluación diagnóstica debe incluir un examen físico completo. Debido a que algunos medicamentos y condiciones médicas pueden causar síntomas similares a la depresión, como por ejemplo una infección viral, el médico debe descartar estas posibilidades mediante el examen, el interrogatorio y las pruebas de laboratorio.
Si no se encuentra una causa física para la depresión, debe entonces hacerse una evaluación psicológica del paciente, la cual generalmente es realizada por un psiquiatra o un psicólogo.
Tratamiento de la Depresión
La depresión es tratable, el suicidio puede prevenirse.
La soledad, la distancia de la propia tierra, los afectos lejanos, el trabajo diario, los problemas cotidianos, las relaciones de pareja, la pérdida de un ser querido.... Todos juntos y cada uno de estos factores pueden ser un detonante que conduzca a un estado depresivo.
La depresión es una enfermedad muy seria que afecta la salud total de la persona, produciendo cambios en su conducta, apariencia y salud física, rendimiento laboral (o escolar si se trata de niños), actividades sociales e, incluso, la habilidad de manejar las decisiones y presiones diarias.
Se calcula que una de cada cuatro mujeres y uno de cada ocho hombres sufrirán al menos un episodio de depresión durante su vida. Y, aunque es más común en adultos, alrededor del tres al cinco por ciento de la población adolescente experimenta depresión clínica cada año.
Una de las peores consecuencias de la depresión puede ser el suicidio. De hecho, la mayoría de la gente que comete suicidio padece de depresión clínica.
Sin embargo, la depresión es tratable. Entre el 80 y el 90 por ciento de las personas con depresión pueden ser ayudadas y sus síntomas aliviados rápidamente con terapias, medicación o una combinación de ambas. Lo más importante para lograrlo es su detección, algo que muchas veces es difícil debido a que no se reconocen sus síntomas, recordemos algunos de los que ya mencionamos anteriormente:
· Sentimientos de tristeza y melancolía que duran más de dos semanas
· Trastornos en los hábitos de alimentación y de sueño
· Falta de interés en las actividades que antes se disfrutaban
· Dificultades para concentrarse, tomar decisiones y problemas de memoria
· Cansancio general
· Pensamientos de muerte o suicidio
· Dolores físicos (se estima que un 10 por ciento de la gente que consulta a un médico pensando que tiene un problema físico, en realidad padece depresión).
Quienes no posean recursos suficientes para solventar una terapia psicológica no deben preocuparse. En los centros cristianos puede recibir este tipo de ayuda sin comprometer en extremo los gastos familiares.
Técnica para cambiar la conducta y
mejorar la calidad de vida (EL ABC)
No debemos perder de vista que el estilo de pensamiento de las personas deprimidas son: " Soy inferior" "No lo voy a conseguir" "No puedo hacer nada para mejorar" "Soy un fracaso". Todos esos entrecomillados y muchos más que el que lee esto identificará en sí mismo, lo podemos encontrar en lo que pasamos a llamar Zona B y entonces comienza la explicación de lo que se llama el A B C de Albert Ellis, que consiste en lo siguiente:
A - Adversidad o hecho. B- Creencia o pensamiento positivo o negativo. C- Consecuencia y "cómo me siento".
Normalmente se cree que el C se debe al A, pero NO. Se debe siempre al B, o sea, a lo que nos decimos del A.Y ahí surgen las depresiones, las ansiedades e inclusive las fobias, cuando ese B, o sea los pensamientos, son negativos, frustrantes, exagerados, etc.
EJEMPLOS PARA IDENTIFICAR EL "A B C"
1.- (A) - Alguien en una reunión le frunce el ceño.
(B) - Me digo: "Lo ha hecho a propósito para no verme o molestarme"
(C) - "Seguro. No me soporta. Nadie lo hace" (depresión o malestar)
2.- (A) - Voy a cumplir 40 años
(B) - Me estoy haciendo viejo(a), no me queda tiempo para nada, no hice nada importante, voy a fallar sexualmente.
(C) - Angustia, depresión, me siento mal, no quiero ver amigos, cambios de pareja, o aislarse.
3- (A) -Ya tengo 35 años y no tengo parejas....o no tengo hijos.....
(B) -Nadie se fija en mí, nunca voy a encontrar a la persona que me
quiera....nunca voy a poder ser madre / padre.....Nunca lograré estar
en pareja como los demás....
(C) -Depresión. Desaliento. Rencor. Envidia
4- (A) -Su mejor amigo(a) no responde a sus llamadas telefónicas.
(B) -Piensa que no quiere hablar con usted
(C) -Se deprime por el resto del día....siente que ya no tiene ni amigos..
5- (A) -Su mejor amigo(a) no responde a sus llamadas telefónicas
(B) -Piensa que estará muy ocupado(a) y que seguirá insistiendo hasta
poder hablar con esa persona.
(C) -Continúa con lo que tiene planeado en el día......
6- (A) -Tiene una pelea con su pareja
(B) -Piensa que nunca hace nada correctamente.....que ya no se entienden....
(C) -Se siente mal....depresión...fracaso
7- (A) -Tiene una pelea con su pareja
(B) -Piensa que siempre se pueden aclarar las cosas
(C) -Se decide a conversar con su pareja y revisar lo sucedido.
En los ejemplos 5 y 7 , vemos como el B influye en el C para lograr evitar una depresión y tener una conducta de acción, en base siempre al mismo A.
Con esto y otros ejemplos que ustedes mismos imaginen o experimenten, queda claro que es el B (pensamiento) el que provoca el C y no el A (hecho real, adversidad). Por lo tanto, cambiando y descubriendo los B (pensamientos) negativos que tenemos con respecto a cualquier hecho puede hacer que el C (consecuencia) no sea una depresión sino una conducta de acción que no paralizará por más desagradable que sea el A (hecho, adversidad)
REGISTRO ABC
Para descubrir el A, el B, o el C o los tres, en la vida diaria, es aconsejable llevar un diario ABC de su propia vida. Para hacerlo, observe el diálogo permanente que se produce en su mente. No crean que es fácil pero no es imposible, sólo hay que intentarlo las veces que sean necesarias hasta notar que lo lograron, o sea que pudieron descubrir ese diálogo permanente, muchas veces oculto para nosotros.
*Ahora vamos a ver las tres partes de su registro
La primera parte A (hecho) -
Puede ser cualquier hecho, una canilla que gotea, el llanto de un bebé, falta de dinero, carencias afectivas, una pareja que no escucha, , cumplir años, estar solo(a), un vecino molesto, problemas en el trabajo, algo que su pareja o amigo(a) dijo, etc. Hay que registrar la descripción tal como sucedió, no interpretarla.
La segunda parte B (pensamiento) -
Sus creencias son las formas que tiene de interpretar el A(hecho). Son sus pensamientos sobre el A, NO SUS SENTIMIENTOS.
La tercera parte C (consecuencia)-
Se registra lo que sintió.
¿Se sintió triste, ansioso, alegre, culpable, enojado, fracasado, etc?.Pueden ser varios sentimientos a la vez. Qué hizo entonces? "No tenía energía" " Me acosté" " me enojé" "lloré" "Pensé como disculparme" "Insulté" "Me fui de casa" "Engañé a mi pareja con otra persona, sabiendo que me iba a sentir mal " .
Estas son todas consecuencias del B (pensamientos) , que usted cree que son debidos al A (hecho).
La lista se hace así:
A-(escribe el hecho)
B-(escribe los pensamientos)
C-(escribe lo que sintió y las consecuencias)
Esto durante más o menos una semana, depende de cuanto le lleve descubrir los ABC.
Cuando haya registrado todo, léalo con cuidado.
Trate de hallar el vínculo entre lo que haya leído y las consecuencias.
Lo que verá es que las explicaciones pesimistas o negativas ponen de relieve pasividad y desaliento, en tanto las explicaciones optimistas o positivas dan energía.
Si modifica las creencias o pensamientos habituales ( B ) que siguen a los contratiempos, adversidades ( A ) entonces habrá de cambiar su reacción frente a la adversidad, obteniendo en C (consecuencias) una mejor calidad de vida.
Capítulo II
EL SUICIDIO
El suicidio es una solución permanente a un problema temporal, que por lo general es la depresión. Para enfrentar mejor el suicidio como un problema nacional de salud, necesitamos ayudar a la gente que rodea a los individuos suicidas a que aprendan cómo reconocer los signos y cómo intervenir.
Esos signos son:
Decir cosas como
· "No vale la pena vivir la vida'',
· "Mi familia y amigos estarían mejor sin mí''
· "Yo estaría mejor muerto'',
· Despojarse de artículos de valor personal o monetario
· Poner los asuntos en orden, como cambiar un testamento.
Valoración de la mortalidad.
Como el primer contacto de ayuda a la persona en crisis, los primeros auxilios psicológicos incluyen una valoración de si la persona está o no tan trastornada, desesperada o desorganizada como para que el suicidio u homicidio pudiera ser uno de los resultados eventuales de la crisis.
Cada año hay más personas que cometen suicidio, y al menos otras tantas cometen homicidio, La muerte por arma de fuego constituye el mayor número tanto de suicidios como de homicidios. Por ejemplo, el 58% de los homicidios fue por arma de fuego, 41% de todas las víctimas estaba relacionado con los asesinos, y 39% de todos los asesinatos implicaban disputas entre conocidos.
Existen muchas posibles razones para el seguimiento del comportamiento suicida:
· Clamar por ayuda.
· Intento de manipular a otros.
· Resultado de un episodio psicótico (delirio, alucinaciones).
· Lineamientos políticos.
· Desesperanza.
· Falta de ayuda para encarar problemas vitales irremontables.
· Un final razonado para el sufrimiento emocional o físico.
El deseo de dar fin a la propia vida de manera usual está imbuido en una red de sentimientos ambivalentes. Esto puede tomar la forma de mensajes contradictorios (por ejemplo, tomar una dosis letal de píldoras para dormir, pero permitir que se le descubra a uno a tiempo para prevenir la muerte) o de una simple conciencia de que la persona quiere tanto vivir como morir.
La tarea clínica es extraer las emociones del paciente y otras circunstancias de la vida por ambos lados, como trabajo de base para convenir el aplazamiento de la decisión de matarse a sí mismo.
La mayoría de las personas son suicidas de manera intensa por sólo un corto periodo de tiempo, de modo usual en cuestiones de días, y con frecuencia cambian de opinión acerca de matarse a sí mismos; la intervención en crisis se encamina a inducir a la gente a posponer las decisiones irreversibles, hasta que pueda proporcionarse otra ayuda para sobrellevar la situación.
La mayoría de las personas suicidas o que matan a alguien más dan algún aviso o clave de sus intenciones mucho antes de consumar el hecho.
El peligro para la vida humana está en su punto más elevado cuando alguien que está en crisis tiene tanto un plan mortal como los medios para llevarlo a efecto.
La meta de salvar la vida humana sustituye a la total fidelidad a la confidencialidad. En casos extremos, los parientes o las autoridades locales pueden necesitar información del comportamiento potencialmente suicida por parte del paciente, para impedir que la persona se mate.
Puesto que las medidas para la salvación de vidas implican lo mismo el acuerdo voluntario del individuo de no cometer un acto mortal o el que una persona externa le impida hacerlo, mantener algún modo de contacto con algún individuo potencialmente peligroso puede ser componente crucial en la prevención del suicidio u homicidio.
Con apuestas tan altas como la vida y la muerte, es en especial importante que los consejeros estén:
a) conscientes de sus propios sentimientos y actitudes acerca de la muerte y del hecho del suicidio.
b) Listos para consultar con sus colegas o superiores acerca de lo apropiado de cualquier paso directivo dado.
c) Preparados para lidiar con el “fracaso”, esto es, que el paciente y/o usuario complete el suicidio. Con respecto a esto último, las oportunidades de culparse después que se completó el suicidio de un amigo, pariente, compañero de trabajo o paciente, son mucho mayores que con el “fracaso” de otros intentos de proporcionar ayuda.
Es muy importante que los consejeros desarrollen una red de colegas de apoyo para la elaboración de decisiones divididas durante una intervención en crisis, y para la descarga de las intensas emociones generadas por el trabajo de intervención en suicidio.
Características comunes del suicidio
La definición del suicidio de Schneidman (en 1985) sintetiza las características comunes del suicidio, cada una de las cuales tiene implicaciones para la prevención e intervención:
El estímulo común en el suicidio es el insoportable dolor psicológico. La principal regla clínica es reducir el nivel de sufrimiento, de manera que el individuo escoja vivir.
El catalizador común en el suicidio son las necesidades psicológicas frustradas. El suicidio parece una elección lógica para el individuo que lo comete, y se comprende mejor como resultado de necesidades obstruidas o insatisfechas. La regla clínica es: si se encauzan las necesidades frustradas no ocurrirá el suicidio.
El propósito común del suicidio es buscar una solución. El suicidio no es un acto al azar; no se realiza sin sentido o propósito. El suicidio se ve como una respuesta común a la pregunta de: “¿Cómo salgo de esto?”.
La meta común para el suicidio es la suspensión de la conciencia. De modo paradójico, el suicidio es tanto un movimiento hacia y un movimiento de alejamiento de algo. La meta es terminar con la conciencia de uno sobre el dolor insoportable y los apremiantes problemas de la vida.
La emoción común del suicidio es la desesperanza - fatal de ayuda. Los estudios sobre el suicidio observan profundas emociones básicas tales como vergüenza, culpa y dependencia frustrante, en lugar de la hostilidad que se ha asociado con el suicidio de manera tradicional.
Subyacente a todos estos sentimientos, de cualquier manera, es la emoción de impotencia, del sentimiento de desesperanza - fatal de ayuda: “...No hay nada que pueda yo hacer, excepto cometer suicidio, y no hay alguien que pueda ayudarme con el dolor”.
La actitud interna común hacia el suicidio es la ambivalencia. La persona suicida siente tanto que quiere morir como que quiere vivir (que la rescaten). Los clínicos pueden utilizar esta ambivalencia para ganar tiempo, en busca de generar otras soluciones para la situación dolorosa.
El estado cognoscitivo común del suicidio es la constricción. En lugar de verse al suicidio como psicosis, neurosis o trastorno del carácter (pensamiento “de loco”), el suicidio se comprende mejor como una construcción psicológica de sentimientos y pensamientos, y un estrechamiento de la gama de opciones o actitudes disponibles para continuar con la vida.
Como observa Schneidman, “no es algo por hacer cuando uno no está en su mejor disposición. Nunca te quites la vida cuando estés en un estado suicida”.
El acto interpersonal común del suicidio es la comunicación de la intención. La gente que piensa en matarse a sí misma, de manera usual da claves claras sobre el inminente suceso mortal, lo cual es su comunicación de la intención.
El reconocimiento de esas claves (lo mismo clamores por ayuda, murmuraciones o silencios entendidos) es indispensable en la prevención del suicidio.
La acción común en el suicidio es la salida. La salida es la escapatoria o huida de una situación tensa, que indica que la acción de la persona suicida es terminar con el dolor al cambiar el escenario.
La persistencia común en el suicidio son los patrones de enfrentamiento de toda la vida. En tanto el acto del suicidio no tiene precedente (sólo puede ocurrir en una ocasión), existen profundas persistencias en los patrones de enfrentamiento que se han intentado toda la vida los individuos suicidas. Los clínicos deben mirar hacia los episodios previos de perturbación, la capacidad para soportar el dolor psicológico, y la tendencia a la constricción y el pensamiento dividido, como claves para el comportamiento que amenaza a la vida.
La valoración de la mortalidad en los primeros auxilios psicológicos implica el escuchar primero las claves del peligro físico, y entonces dirigir una indagación estructurada para acopiar información, como base para la ejecución de un plan de acción adecuada. Las claves tanto para el suicidio como para el homicidio pueden adoptar varias formas:
Verbal
· Algunas veces siento que no puedo seguir adelante.
· Podría matarla.
· Quiero terminar con todo.
· Quisiera estar muerto.
· Me gustaría herir a la gente.
· Haré algo arriesgado, etcétera.
“Si esto sucede otra vez, lo voy a matar”, o la repetición de una víctima en cuanto a que “estaba muy enojado, trató de matarme”. (Cualquier indicio que señale de manera directa o indirecta que alguien podría ser herido físicamente, como parte de esta crisis).
También, cualquier referencia a intentos previos de suicidio - homicidio: “Lo intenté antes”, o la referencia a peleas previas entre individuos, o informes de que, con más precisión, heridas previas podrían haber redundado en la muerte.
No verbales
Para el suicidio son:
· La apatía.
· El arreglo de negocios
· La preparación para la muerte (obsequiar posesiones apreciadas).
· Patrones de sueño anormales (demasiado o muy poco).
· Animo depresivo.
· La súbita elevación de la depresión (como si ya hubiera tomado la decisión).
El tratamiento de elección dependerá de los resultados de la evaluación. Existen diversos medicamentos antidepresivos y psicoterapias que pueden usarse para tratar los trastornos depresivos, por supuesto que la más efectiva es la “Teoterapia” porque trae resultados a fondo, apoyado con tratamientos naturales para el área fisiológica.
Muchas personas con formas leves de depresión responden bien a la psicoterapia sola. Las personas con depresión moderada o severa por lo general necesitan apoyo fisiológico de manera natural. La mayoría responden mejor a un tratamiento natural con la psicoterapia: la Nutrición con Biotecnología Avanzada (NBA) ayudan a aliviar los síntomas, mientras que la psicoterapia enseña formas más eficaces de enfrentar los problemas de la vida, incluyendo la depresión.
El problema de los medicamentos antidepresivos es que puede haber reacciones secundarias en algunas personas o pueden llegar a depender del mismo para sentirse en condiciones optimas para seguir adelante. Hay pacientes que tienen problemas de trastorno de carácter y no quieren disciplinarse para pasar por el proceso de psicoterapia, para ellos es más fácil ingerir medicamentos y nada mas.
Dos tercios de los suicidios de ancianos son consecuencia de una depresión clínica. El 20 por ciento de los suicidios en el país ocurren entre mayores de 65 años, una cifra significativa si se tiene en cuenta que ellos representan sólo el 13 por ciento de la población.
Respondiendo a este problema, muchos hospitales han creado programas de hospitalización a tiempo parcial para ayudar a los pacientes a los que se les ha diagnosticado depresión. "Hay Programas que ayudan a las personas mayores a sentirse bien hablando sobre sus problemas y aprendiendo a enfrentarse a ellos".
Capítulo III
LA DEPRESION Y LAS ENFERMEDADES
La depresión puede acompañar, o ser causada, por una variedad de enfermedades. Estas pueden producir depresión directamente, indirectamente o por ambas formas.
Por ejemplo, cambios en los niveles de hormonas de la tiroides durante la menstruación, después del parto o en enfermedades de la glándula, pueden causar una depresión biológica.
Cáncer o artritis pueden causar dolor y sufrimiento que pueden llevar a la depresión.
El SIDA puede causar depresión directamente al dañar el cerebro e indirectamente al afectar la calidad de vida del paciente.
Entre las enfermedades asociadas con depresión se incluyen las siguientes:
· Desordenes hormonales,
· Diabetes mellitus,
· Mononucleosis,
· Tuberculosis,
· Hepatitis viral,
· Neumonía viral,
· Lupus,
· Desordenes neurológicos,
· Apoplejía,
· Apnea del sueño
· Deficiencias de vitamina B.
· Adicionalmente, algunos medicamentos causan depresión.
· Los mayores culpables son los usados para la hipertensión.
· Otros medicamentos con efectos depresivos en algunas personas incluyen los beta bloqueadores y las píldoras anticonceptivas.
A veces los síntomas de la depresión están asociados con los síntomas de la enfermedad causando que la depresión se pase por alto.
La Depresión aumenta el riesgo de infarto cerebral
Las personas que experimentan síntomas de depresión corren mayor riesgo de desarrollar un accidente cerebro - vascular agudo (ACVA) y sufrir un infarto cerebral, según se desprende de los resultados de un estudio que ha durado dos décadas elaborado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Los investigadores de los CDC han detectado un incremento del 73% en el riesgo de infarto cerebral entre los participantes del estudio que presentaban altos niveles de síntomas de depresión.
Asimismo descubrieron un incremento del 25% en el riesgo de infarto cerebral asociado con unos niveles moderados de síntomas de depresión. La relación entre el riesgo de infarto cerebral y una gran depresión también variaba en función de la raza y el género. Se observó la existencia de un incremento del 68% para los hombres blancos, del 52% para las mujeres blancas y del 160% para los afro americanos.
"La idea de que cada vez hay más relación entre el nivel de los síntomas depresivos y los ataques de apoplejía indica que la reducción de la depresión podría desempeñar un papel importante para todo el mundo, no sólo para las personas cuyos síntomas pudieran tener implicaciones clínicas", afirmó el autor principal de la investigación, Bruce S. Jonas, del Centro Nacional para la Estadística Sanitaria de los CDC.
Para la realización del estudio, los investigadores han seguido durante 22 años la evolución de una muestra representativa formada por 6.095 adultos que a principios de los setenta tenían entre 24 y 74 años, y no habían sufrido un infarto cerebral.
El mayor riesgo de infarto cerebral para los individuos con síntomas de depresión persistía incluso después de controlar los factores de riesgo (edad elevada, ser varón, menor nivel educativo, consumo de tabaco, índice de masa corporal, consumo de alcohol, falta de actividad física, nivel de colesterol elevado en sangre, hipertensión arterial, antecedentes de diabetes e historial de ataque cardiaco).
Aunque todos estos factores de riesgo siguen siendo importantes para predecir la posibilidad de sufrir un infarto cerebral, "este estudio indica que unos elevados niveles de depresión también podrían desempeñar un papel importante". El 9,1% de los participantes presentaron altos niveles de depresión al principio del estudio, y el 32,7%, unos niveles moderados.
Los investigadores indicaron que no se comprende el mecanismo exacto por el cual la depresión podría incrementar el riesgo de sufrir un infarto cerebral. Los estudios previos sugieren que el efecto de la depresión sobre el sistema nervioso o inmunológico podría tener importancia. La depresión también puede incrementar el riesgo de algunas enfermedades, como la hipertensión, que a su vez aumenta el riesgo de sufrir un infarto cerebral.
Capítulo IV
RECOMENDACIONES
Recomendaciones
que lo ayudarán si está deprimido
Los trastornos depresivos hacen que las personas se sientan exhaustas, inútiles, desamparadas y sin esperanzas.
Esos sentimientos y pensamientos negativos hacen que usted se sienta vencido, pero es importante que sepa que esa visión negativa es parte de la depresión y no refleja exactamente la situación real.
Esos pensamientos negativos irán desapareciendo a medida que el tratamiento vaya surtiendo efecto. Las siguientes recomendaciones son para personas que están deprimidas para ayudarlas a rebasar la etapa del negativismo:
· - Establezca metas realistas y asuma cierto grado de responsabilidad dentro de los límites razonables. La responsabilidad es un instrumento insustituible para cualquier tratamiento.
· - Divida las tareas grandes en varias tareas menores, establezca prioridades y haga lo que pueda y cuando pueda.
· - Trate de estar con otras personas cristianas y de confiar en alguien; por lo general esto es mejor que estar solo y sin hablar con nadie.
· - Participe en actividades que puedan hacerlo sentir mejor. No deje de congregarse, porque el amor fraternal, escuchar la Palabra de Dios, la oración y la alabanza unida son medios que el Señor a provisto para fortalecer a Su iglesia.
· - Haga ejercicios moderados, vaya al cine (escoger una buena película, si es que hay alguna), asista a un juego de pelota u otro encuentro deportivo, o participe en alguna actividad de la congregación cristiana, que pudiera ayudarlo.
· - Confíe en que su estado de ánimo mejorará gradualmente, no de inmediato, pues sentirse mejor toma su tiempo, dependiendo del grado de responsabilidad para enfrentar y resolver la causa de la depresión.
· - Es aconsejable posponer la toma de decisiones importantes hasta que haya pasado la depresión. Antes de decidir dar un paso significativo (por ejemplo, cambiar de empleo, casarse o divorciarse), hable con otras personas que lo conozcan bien y tenga un punto de vista más objetivo sobre su situación. Es recomendable platicar con un consejero cristiano para que le oriente conforme a las sagradas escrituras.
· - Es muy raro que una persona pueda salir de repente de un estado depresivo, sin embargo, sí puede ir sintiéndose mejor cada día.
· - Recuerde lo siguiente: los pensamientos positivos irán reemplazando poco a poco los pensamientos negativos que forman parte de la depresión, los cuales llegarán a desaparecer a medida que su depresión responda al tratamiento. Es recomendable escuchar música cristiana instrumental y cantado, así como conferencias bíblicas.
· - Finalmente, deje que su familia y amigos lo ayuden.
La congregación cristiana como comunidad terapéutica
La comunidad cristiana tiene la posibilidad de emplear recursos terapéuticos en el tratamiento de seres que padecen de trastornos mentales, problemas personales de diversa índole y dificultades en sus relaciones interpersonales. Sin embrago, existen diferentes opiniones acerca de qué, cómo, cuánto y cuándo se puede hacer al respecto.
En cuanto a qué se puede hacer, la iglesia como comunidad tiene la potencialidad de ofrecer apoyo, aliento y sostén. Tiene las bases para que las personas se sientan acogidas y hospedadas. Posee la potencialidad de ofrecer un sentido de pertenencia o adopción. La comunión social y espiritual permite la sanidad emocional de heridas causadas por la derrotas, las disoluciones y los quebrantos humanos. Los Grupos en Casa son excelentes lugares para ayudar a las personas en necesidad.
La especialización del consejo pastoral encierra aspectos más particulares que tratan con los problemas emocionales personales e interpersonales que merecen atención terapéutica. Tal ministerio trata con la psicopatología y los desordenes de carácter espiritual que se entremezclan y no permiten el crecimiento, la madurez, la libertad o la actualización de los potenciales prometidos y adjudicados al ser humano.