lunes, 14 de enero de 2008

GRANEROS LLENOS

Por Ernesto Rosas

Ilustración: “La perla sin igual” - Alvaro
Hace años, un estadounidense llamado David Morse que vivía y trabajaba en la India entabló amistad con un anciano buscador de perlas que se llamaba Rambhau.

Morse pasaba muchas veladas en la cabaña de Rambhau leyéndole la Biblia y explicándole el tema central de la misma: el amor de Dios y la salvación que brinda Jesús. A Rambhau le gustaba escuchar la Palabra de Dios, pero cuando Morse lo animaba a aceptar a Cristo como Salvador, el anciano negaba con la cabeza y replicaba: -¡Me parece demasiado fácil tu método cristiano de ir al Cielo!

No puedo aceptarlo. Si me admitieran en el Cielo de esa manera, me sentiría como un mendigo, como un pordiosero al que le permitieron entrar por lástima.

Será que soy orgulloso, pero quiero ganarme mi sitio en el Cielo. Quiero merecerlo con mi esfuerzo.Por mucho que le explicaba Morse, no conseguía disuadir a Rambhau de la decisión que había tomado.

Transcurrieron algunos años, y una noche, Morse oyó que alguien tocaba a su puerta. Era Rambhau. -Entra, amigo-dijo Morse. -No -contestó el buscador de perlas- lo que quiero es que vayas a mi casa un rato. Quiero mostrarte algo. Te ruego que no te niegues.-Cómo no -repuso Morse.Mientras se acercaban a la cabaña, Rambhau anunció: -En una semana empezaré a ganarme mí puesto en el Cielo.

¡Iré de rodillas a Delhi!¿Te has vuelto loco? -exclamó Morse-. Son casi mil quinientos kilómetros. Te vas a herir en las rodillas con la fricción y te dará septicemia antes de llegar, ¡si es que llegas!-No. Tengo que ir a Delhi -aseveró Rambhau-, ¡y los inmortales me lo recompensarán!

El sufrimiento será grato, ¡pues con él me compraré un lugar en el Cielo! -Rambhau, amigo mío -comentó Morse-, no puedo permitirte que hagas eso. Mira, Jesucristo ya sufrió y murió para comprarte un lugar en el Cielo.El anciano no se inmutaba; y añadió:-Eres el mejor amigo que tengo en la Tierra.

En todos estos años no me has abandonado cuando he estado enfermo o he tenido necesidad. A veces has sido mi único amigo. Pero ni siquiera tú puedes quitarme el deseo de comprarme la felicidad eterna. ¡Tengo que ir a Delhi!Una vez que estuvieron en el interior de la cabaña, invitó a Morse a sentarse en una silla que Rambhau había construido para él poco después de su llegada a la India.

Morse se había sentado numerosas veces en la misma silla para leerle la Biblia a su amigo. Rambhau salió de la sala y regresó poco después con una pequeña caja de caudales.-Tengo esta caja desde hace años -precisó-; solo guardo una cosa en ella. Te voy a hablar de ella, amigo. Yo tenía un hijo varón.-¡Un hijo! Rambhau... ¡nunca me hablaste de él!-No. Es que no podía -al decir aquello, se le llenaron de lágrimas los ojos al pescador-Ahora debo decírtelo, porque pronto me marcharé, y quién sabe si volveré algún día.

Mi hijo también era buzo, el mejor pescador de perlas de las costas de la India. Era también el más rápido, el que tenía la vista más aguda y los brazos más fuertes, y el que era capaz de contener el aliento por más tiempo que nadie mientras buscaba perlas. ¡No sabes las alegrías que me daba!- Como sabes-prosiguió Rambhau- casi toda perla tiene algún defecto o imperfección que solo un experto puede notar.

Mi muchacho siempre soñó con encontrar la perla perfecta, la más fina de todas. ¡Y un día la encontró! Pero para sacarla del mar pasó demasiado tiempo bajo el agua.
Al poco rato murió. Esa perla le costó la vida. El anciano pescador de perlas agachó la cabeza. Por unos instantes se le estremeció todo el cuerpo, aunque no emitió sonido alguno.-Todos estos años -continuó- he guardado esta perla.

Ahora que me voy y quizás no vuelva, te la regalo a ti, que eres mi mejor amigo. El anciano accionó la combinación, abrió la caja fuerte y sacó con sumo cuidado un paquete envuelto en algodón.

Lo desenvolvió con suavidad y extrajo una perla de gran tamaño que colocó en la mano de Morse. Era una de las perlas más grandes que se habían hallado en las costas de la India.
Tenía un brillo jamás visto en perlas cultivadas.

En cualquier mercado se habría obtenido una cantidad fabulosa por ella.Por un momento, Morse contempló la joya con asombro, sin poder articular palabra. Luego exclamó:-¡Rambhau! ¡Esta perla es fabulosa!-Esta perla, amigo mío, es perfecta-precisó el hindú con voz queda.

Entonces se le ocurrió una idea a Morse: aquella era la oportunidad por la que había orado para ayudar a Rambhau a entender el valor del sacrificio que hizo Jesús.-Rambhau, esta perla es estupenda; ¡es asombrosa! Permíteme que te la compre. Te daría diez mil dólares por ella.-¿Qué dices? No te entiendo -repuso Rambhau.-Te daré quince mil dólares por ella; y si hiciera falta, trabajaré para pagártela.

Rambhau se puso tenso, y añadió:-En el mercado, un millón de dólares no serían suficientes para comprarla. No te la vendo. Solo será tuya si te la regalo. -No, Rambhau. No puedo aceptar. Aunque me muero por tener esta perla, no puedo aceptarla en esas condiciones. Será que soy orgulloso, pero sería demasiado fácil.

Tengo que pagarla o ganármela con mi esfuerzo. El anciano estaba perplejo.-Amigo mío, no lo entiendes -repuso-. ¿No te das cuenta? Mi único hijo dio la vida para conseguir esta perla; no la vendería a ningún precio. Su valor es la vida de mi hijo; no puedo vendértela. Solo puedo regalártela. Acéptala en prenda de mi afecto.Ahogado por la emoción, Morse no logró pronunciar palabra por unos instantes.

Luego, asiendo con firmeza la mano del anciano, le aseguró con voz queda:-Rambhau... ¿no lo comprendes? Acabo de decirte lo mismo que le has dicho tú siempre a Dios. El anciano miró inquisitivamente a Morse por largo rato. Poco a poco, empezó a entender.-Dios te ofrece la salvación como un regalo -añadió Morse-. Su valor es incalculable. Nadie en la Tierra podría pagar lo que vale.

Millones de dólares no serían nada. No hay hombre en este mundo que pueda ganarse la salvación. Quien se esforzara toda la vida por merecerla se quedaría corto, ni viviendo millones de años la pagaría.

Nadie es tan bueno como para merecerla. A Dios le costó la vida de Su único Hijo obtener tu entrada al Cielo. En un millón de años, en cien peregrinajes, no podrías pagar esa entrada. Todo lo que puedes hacer es aceptarla como una muestra del amor de Dios por ti, que eres pecador.- Rambhau -añadió Morse-, claro que acepto la perla con gran humildad.

Pido a Dios que me haga digno de tu afecto. ¿No quieres aceptar el mejor regalo que Dios te ofrece, el Cielo, con gran humildad, sabiendo que ese regalo le costó la vida de Su Hijo?Las lágrimas rodaban por las mejillas del anciano.

Había empezado a levantarse el velo que le obstruía el entendimiento.-Ahora lo entiendo -dijo-. No podía creer que la salvación fuera gratuita. Algunas cosas son tan valiosas que no se pueden comprar ni merecer. Amigo mío, ¡acepto la salvación que me brinda Dios!

"Porque por gracia somos salvos por medio de la fe; y esto no de nosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura Suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. " (Efesios 2:7-10)


Dios es un Padre DADOR que con ejemplo nos demostró al darnos su único Hijo. En la genética espiritual una característica del ADN de nuestro Padre celestial es el DAR – Sembrar.

Nosotros tenemos el mismo ADN espiritual, por lo tanto debemos ser dadores natos como nuestro Padre celestial. Él Padre sembró a Su
Único hijo para rescatarnos y ha cosechado a millones y millones de hijos.

Lo que se siembra se cosecha.
La cosecha es del mismo género de la semilla que se sembró. Nunca cosecharás aguacates si sembraste naranjas. Si sembramos dinero cosecharemos dinero. Si siembras discordia, cosecharás lo mismo, porque la cosecha es la misma naturaleza de la semilla.


I. HONRA AL SEÑOR

Honrar – Respetar a alguien. Enaltecer o premiar su mérito. Dar gloria. Amar

Proverbios 3:9-10 NVI
9 Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. 10 Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo.

Proverbios 3:9-10 VLS
9 Demuéstrale a Dios
que para ti él es lo más importante.
Dale de lo que tienes
y de todo lo que ganes;
10 así nunca te faltará
ni comida ni bebida.

¿Qué tan importante es Dios para ti?

¿De qué manera puedes demostrarle que Él es importante?

¿De qué manera podemos honrar a Dios?

Recordemos que todo es de Dios nada es nuestro. Solo somos sus mayordomos al cuidado de sus bienes y riquezas. Nos las ha dado para que las multipliquemos a través de la siembra o la inversión como sucedió en la parábola de los talentos, el que recibió cinco las multiplicó a otros cinco, y el Señor le dijo que era un siervo fiel porque hizo lo correcto.

¿Tú eres fiel con lo que Dios te ha dado?

Romanos 11:36 NVI
Porque todas las cosas proceden de él, y existen por él y para él. ¡A él sea la gloria por siempre! Amén

Los bienes y riquezas que Dios nos ha permitido tener vienen de Él y son para Él. Todos aceptan que lo que tienen viene de Dios pero no aceptan todos que son para Él. Honrar a Dios es dar gloria a Dios. Es dar de las riquezas que nos ha dado.

Dios dio a Su único hijo, a Jesucristo, pero lo hizo por amor a nosotros para darnos vida. Nosotros debemos DAR por amor a Dios para dar vida a otras personas a través de la predicación del evangelio.

RIQUEZAS
Se refiere a dinero, terrenos, casas, cosas, joyas, entre otros. Todo viene de su mano, es de Él y para Él. Debemos honrar a Dios con nuestras riquezas, con lo que tenemos por nuestro esfuerzo y trabajo.

Dios quiere que nos convirtamos en inversionistas del Reino para que cosechemos con creses. Dios ha decretado una bendición muy especial para los inversionistas del Reino, pues ha soltado más riquezas de todo tipo para Su pueblo.

La llave maestra que suelta la bendición especial, son dos actos del creyente: DIEZMOS Y OFRENDAS (semillas)

Tú demuestras tu respeto a Dios con tus diezmos y ofrendas, porque eso es honrarlo. También dice que honremos a Dios con los primeros frutos de tus cosechas que es el resultado de la siembra.

También es el pago de tu trabajo, las ganancias de tus negocios. Darle los primeros frutos significa que antes de gastártelo, primero debes apartar tus diezmos y tu ofrenda para Dios. Significa que Dios es primero y siempre debe serlo en todo.

¿Dios es primero en tu vida?

¿Haz sembrado ésta actitud en Él?

¿En tus cosechas haz demostrado que Dios es primero?

PROMESA

Proverbios 3:9-10 VLS
9 Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más importante. Dale de lo que tienes y de todo lo que ganes;

10 así nunca te faltará ni comida ni bebida.

La mayoría de las promesas tienen un requisito que cumplir y en éste caso para disfrutar el V.10 debo DAR de lo que tengo a Dios. Cuando hacemos el V.9 fielmente automáticamente se activa el V.10

Los graneros se refieren a nuestra alacena, nuestra cartera, que Dios en Su fidelidad nos llenará.

¿Por qué damos?

¿Al caso Dios necesita dinero?

Dios no necesita nada porque Él es el dueño de todas las riquezas, Él las hizo existir y son para Él. Simplemente es que Dios ha provisto un medio para bendecirnos y para que Su Reino se siga extendiendo.

El egoísmo y la avaricia no permiten a los creyentes DAR con libertad a Dios. Son dos ataduras que están trayendo en los creyentes escasez y pobreza por la maldición del robo a Dios.


Malaquías 3:6-12 NVI
Fidelidad en las ofrendas

6 »Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados.

7 Desde la época de sus antepasados se han apartado de mis preceptos y no los han guardado. Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes —dice el Señor Todopoderoso—.
»Pero ustedes replican: "¿En qué sentido tenemos que volvernos?"


8 »¿Acaso roba el hombre a Dios? ¡Ustedes me están robando!
»Y todavía preguntan: "¿En qué te robamos?"
»En los diezmos y en las ofrendas.

9 Ustedes —la nación entera— están bajo gran maldición, pues es a mí a quien están robando. 10 »Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.

11 Exterminaré a la langosta, para que no arruine sus cultivos y las vides en los campos no pierdan su fruto —dice el Señor Todopoderoso—.

12 Entonces todas las naciones los llamarán a ustedes dichosos, porque ustedes tendrán una nación encantadora —dice el Señor Todopoderoso—.

Nuestra nación es nuestro matrimonio y familia, y promete que será encantadora. El diezmo no se multiplica, solo trae Bendición y Protección. La ofrenda es una semilla para sembrar y ésta sí se multiplica.


II. OFRENDA ESPECIAL PARA LAS INSTALACIONES FAP

1Crónicas 29:1-18 NVI
1 El rey David le dijo a toda la asamblea: «Dios ha escogido a mi hijo Salomón, pero para una obra de esta magnitud todavía le falta experiencia. El palacio no es para un hombre sino para Dios el Señor.

2 Con mucho esfuerzo he hecho los preparativos para el templo de Dios. He conseguido oro para los objetos de oro, plata para los de plata, bronce para los de bronce, hierro para los de hierro, madera para los de madera, y piedras de ónice, piedras de engaste, piedras talladas de diversos colores, piedras preciosas de toda clase, y mármol en abundancia.

3 Además, aparte de lo que ya he conseguido, por amor al templo de mi Dios entrego para su templo todo el oro y la plata que poseo:

4 cien mil kilos de oro de Ofir y doscientos treinta mil kilos de plata finísima, para recubrir las paredes de los edificios,

5 para todos los objetos de oro y de plata, y para toda clase de trabajo que hagan los orfebres. ¿Quién de ustedes quiere hoy dar una ofrenda al Señor?»

6 Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de mil y de cien soldados, y los encargados de las obras del rey hicieron sus ofrendas voluntarias.

7 Donaron para las obras del templo de Dios ciento sesenta y cinco mil kilos y diez mil monedas de oro, trescientos treinta mil kilos de plata, y alrededor de seiscientos mil kilos de bronce y tres millones trescientos mil kilos de hierro.

8 Los que tenían piedras preciosas las entregaron a Jehiel el guersonita para el tesoro del templo del Señor.

9 El pueblo estaba muy contento de poder dar voluntariamente sus ofrendas al Señor, y también el rey David se sentía muy feliz.

Oración de David
10 Entonces David bendijo así al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre! 11 Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, la *victoria y la majestad.

Tuyo es todo cuanto hay en el cielo y en la tierra.
Tuyo también es el reino, y tú estás por encima de todo.

12 De ti proceden la riqueza y el honor; tú lo gobiernas todo. En tus manos están la fuerza y el poder, y eres tú quien engrandece y fortalece a todos.

13 Por eso, Dios nuestro, te damos gracias, y a tu glorioso nombre tributamos alabanzas.

14 »Pero, ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que podamos darte estas ofrendas voluntarias? En verdad, tú eres el dueño de todo, y lo que te hemos dado, de ti lo hemos recibido.

15 Ante ti, somos extranjeros y peregrinos, como lo fueron nuestros antepasados. Nuestros días sobre la tierra son sólo una sombra sin esperanza.

16 Señor y Dios nuestro, de ti procede todo cuanto hemos conseguido para construir un templo a tu santo nombre. ¡Todo es tuyo!

17 Yo sé, mi Dios, que tú pruebas los corazones y amas la rectitud. Por eso, con rectitud de corazón te he ofrecido voluntariamente todas estas cosas, y he visto con júbilo que tu pueblo, aquí presente, te ha traído sus ofrendas.

18 Señor, Dios de nuestros antepasados Abraham, Isaac e Israel, conserva por siempre estos pensamientos en el corazón de tu pueblo, y dirige su corazón hacia ti.



David tiene un corazón dador, por eso era conforme el corazón de Dios. Dio todas sus riquezas personales para la construcción del templo. Motivó al pueblo hacer lo mismo y lo hicieron con alegría cuando se unieron al proyecto.

David sabía que todo era y es de Dios, por eso no le fue difícil dar porque estaba convencido de la Soberanía del Señor. Todo es de Él y para Él, nada es nuestro. Mientras tú te sientas el dueño de los bienes y riquezas que tienes, no podrás honrar a Dios con las riquezas y tampoco le darás el primer lugar con los diezmos y las ofrendas.

Así como David pregunto al pueblo, también nosotros preguntamos a FAP:

¿Quién de ustedes quiere hoy dar una ofrenda especial al Señor para construcción de las instalaciones de FAP?

Las aportaciones para la construcción son una ofrenda especial, aparte de la que damos fielmente cada semana o quincena en la congregación. El pueblo de Israel llevaba sus diezmos y ofrendas al santuario, pero aparte dieron para la construcción del templo. Así haremos nosotros. – Haremos un esfuerzo más.

Honremos a Dios con nuestras riquezas, que nos son nuestras pero nos la ha encomendado para que las multipliquemos a través de la siembra. Seamos fieles en dar con alegría y constantemente.

2Corintios 9: 6-11 NVI
6 Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará.

7 Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.

8 Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.

9 Como está escrito: «Repartió sus bienes entre los pobres; su justicia permanece para siempre.»

10 El que le suple semilla al que siembra también le suplirá pan para que coma, aumentará los cultivos y hará que ustedes produzcan una abundante cosecha de justicia.

11 Ustedes serán enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de gracias a Dios.


Si tu deseo se convierte en un compromiso para sembrar en el Reino de Dios, entonces Él te proveerá de una manera sobrenatural la semilla para que la siembres en el proyecto de la construcción hasta que terminemos.

Si tú das pasos de fe para sembrar semillas especiales para la construcción, Dios lo hará contigo y no te dejará en ningún momento porque Él te proveerá siempre la semilla para que siembres en abundancia.

Tengamos un corazón conforme al de Dios. Él es un DADOR, entonces seamos como Él. Seamos fieles con los bienes y riquezas que el Señor nos encomendado, seamos inversionistas de Su Reino para que las multipliquemos y tengamos los graneros llenos.