miércoles, 20 de agosto de 2008

LA DESLEALTAD - 03

Por Pastor David Myers 3/5

8) La historia de Absalón
(2 Samuel 14:24-15:13).
Absalón había estado fuera del reino, David lo había desterrado por haber matado a su hermano Amnón. El rey no quería ver el rostro de Absalón. Entonces Joab hizo las paces entre David y Absalón, de tal manera que el rey permitió a su hijo regresar a Jerusalén, pero no le permitió ver su rostro. "No había en Israel ninguno tan alabado por su hermosura como Absalón, desde la planta de su pie hasta la coronilla, no había en él defecto. Cuando se cortaba el pelo, lo cual hacia al fin de cada ano pues le causaba molestias, pesaba el pelo 200 siclos de peso real (unos 3 kg) y permaneció en Jerusalén por dos años sin ver el rostro del rey..".

Habiendo sido un hijo de los preferidos, privilegiado, el más hermoso, y habiendo pasado ya dos años en Jerusalén sin poder ver al rey, Absalon manipuló a las personas y éste le concedió ver el rostro. Una vez mas pareció estar todo arreglado.

David perdonó y besó a Absalón, y le concedió su petición. Pero: "...aconteció después de esto que Absalón se hizo de carros y caballos y de cincuenta hombres que corrieran delante de él. Y se levantaba Absalón de mañana, y se ponía en el camino junto a la puerta y abordaba a todos los que venían junto al rey...y así robaba Absalón el corazón de los de Israel".

Todo esto sucedió por espacio de cuatro años. Al cabo de ese tiempo, Absalon preparó la conspiración contra el rey. "Y la conspiración se hizo poderosa, y aumentaba el pueblo que seguía a Absalon y un mensajero vino a David diciendo: El corazón de todo Israel se va tras Absalón".

9) Estamos tratando con un espíritu de rebeldía y conspiración.
Esto es algo subterráneo, es algo que se hace a escondidas. No se levanta uno una mañana, y decide conspirar contra el líder o ser desleal. Todo va desarrollándose paulatinamente en la persona que ha sido tocada por este espíritu. Y si algo no para esto, si Dios no revela eso y le pone un freno, entonces le llevará a través de todos esos pasos hasta la destrucción del ministerio donde él está y de su propia vida.

PRIMER PASO:
Manipula las personas para recibir reconocimiento.

Comienza cuando se siembra la semilla del descontento en una herida y se guarda. Absalón tenía una herida de rechazo, el rey lo había desplazado, habiendo sido un posible sucesor al reino. En todos esos años, él se ha estado preguntando: "¿Qué hago? Tengo que restablecer mis relaciones con el rey..." Por eso manipuló a Joab. Aparentemente arregló las cosas con su padre, lo reconoció como rey, se sometió a él y prometió servirle. Pero, inmediatamente después, comenzó a obrar con espíritu de rebeldía: maniobró y manipuló a las personas para recibir reconocimiento.

Los cincuenta hombres con carros y caballos pregonaban al paso de Absalón: "Viene Absalon, viene el hijo del rey". Este buscaba la autopromoción. Buscaba lo suyo, no buscaba levantar a David sino su propia gloria. En Filipenses 2:20-21, Pablo dice: "...todos buscan lo suyo propio, lo que no es de Cristo Jesús...". Están promocionando su ministerio, están buscando su lugar y declarando su validez. Todo esto proviene de un espíritu independiente. Es causado por el que dice: "Yo lo haré...", "Yo voy a hacer tal cosa...". De esta manera, la persona pierde el deseo de servir. Cuando manipula para que se le reconozca, es porque ha perdido el deseo de servir al Cuerpo de Cristo.

Absalón en ningún momento demostró un deseo de servir, sino que empezó a buscar levantarse a sí mismo. No coopera en equipo, prevalece en él un espíritu independiente. Ya no integra las reuniones de equipo, pues con toda seguridad comienza a moverse en él un deseo de reconocimiento personal. Uno que no puede trabajar en equipo y tiene un espíritu independiente, está en peligro.

Le falta un corazón de siervo y quiere ser reconocido.
Cierta persona busca al doctor Albert Schweitzer, misionero por muchos años en Africa. Cierto día encontró a este reconocido hombre, trabajando con una carretilla en la construcción de un camino junto a otros hermanos africanos.

El hombre sorprendido le preguntó: "¿Pero, cómo es posible que Ud, señor Schweitzer, esté haciendo este trabajo?". El misionero le respondió: "Pues es muy fácil, se llena con tierra la carretilla y luego de levantarla se la empuja para hacerla andar". Este hombre imaginaba encontrar a un gran hombre siendo servido por los africanos, al estilo de las películas de safaris, aireándose con palmas y recostado en una hamaca. Pero no, estaba sirviendo junto a sus hermanos. Dios no nos salvó para ser una sensación, nos salvó para ser siervos.

Los líderes más nuevos son los más propensos a sentir estas cosas, a ser el blanco del ataque de Satanás. Porque de esta forma se puede destruir la obra a través de ellos y cualquier ministerio que ellos levanten después. También será destruida por el fruto que van a segar.

Hay muchos jóvenes ministros que están seguros que Dios los ha levantado para ser una sensación, pero se equivocan, Dios los ha levantado para ser siervos. Cuando se pierde el espíritu de servicio, entonces se pierde todo lo que se puede ofrecer a la iglesia de Jesucristo. En Mateo 20:27, Jesús dice: "El que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo".

A todos nos gustan los dones ministeriales y los títulos. Todos preferimos los dones que se ven, que se usan. Queremos reconocimiento y muchos buscan funcionar con estos dones ministeriales, pero pocos sienten el llamado a servir fregando el suelo. En Romanos 12:6-8 se mencionan los dones de servir y de dar con liberalidad.

Cuando Dios vea la fidelidad en estos dones de servicio con seguridad va a levantarte a dones ministeriales, pues jamás Dios toma a alguien de la nada y lo establece como un apóstol. Dios toma a una persona y ve que tipo de espíritu tiene. ¿Puede servir? ¿Tiene deseos de servir? Si es así, el Señor lo va a ir levantando, aunque él ni siquiera se de cuenta de lo que Dios está haciendo. Hasta que no podamos ser fieles en los dones de servicio, demostrando el corazón de siervo, Dios no nos va a levantar a ser rey.

Cada ministerio que Dios levanta necesita sus servidores. Moisés tuvo su Josué. Durante la vida de Moisés, nadie hablaba de Josué, sólo se hablaba de Moisés; sin embargo Josué estaba a su lado continuamente. En ningún momento Josué intentó buscar lo suyo, él tenía corazón de siervo, y Dios lo había levantado para servir a Moisés en este período de su vida. Moisés murió y el manto del liderazgo cayó sobre Josué, porque había sido fiel durante los cuarenta años en el desierto.

Lo mismo ocurrió con Elías, el gran profeta, ejerciendo dones ministeriales y de milagros. Pero allí, a su lado, encontramos a otro del cual no se dice mucho. Eliseo sirvió a Elías hasta que el Señor se lo llevó. ¿Quién quedó con su manto?, Eliseo. ¿Quién partió las aguas del río Jordán? Eliseo. Y, ¿quién hizo el doble de milagros que hizo Elías? Eliseo. Porque aprendió a servir al que Dios había levantado sobre él.

Pablo tenía a Timoteo, que le servía por donde él iba. Aún cuando todos le abandonaron, Timoteo quedó fiel a su lado. Más tarde, Dios levantó a Timoteo como obispo de Efeso porque había aprendido a servir.

Hay ministerios que no funcionan sin "Timoteos". No perdamos nuestro corazón de siervo. Apoyemos a los pastores, sirviendo y levantando otros ministerios en los cuales Dios nos pone como colaboradores. Cada hombre de Dios necesita de estos dones de servicio. Entonces el manto de doble unción caerá sobre el que sirve.

Alguien con el espíritu de Absalón no puede funcionar así, siempre busca promocionar su propia visión y menospreciar la visión de otros. Cuando le toca predicar, usualmente presenta una nueva revelación o un nuevo tema. Si la iglesia está tratando el tema de la autoridad u otro, de repente se levanta y dice: "Anoche orando, de pronto tuve una visión y Dios me dijo lo que la iglesia necesita ahora: Santidad y oración, ya bastante se ha hablado sobre el tema de la autoridad. Santidad y oración, es lo que se necesita.

Generalmente, esas personas están funcionando con un espíritu de Absalón. Dios da la visión del ministerio al líder, éste presenta la visión a la iglesia, y los que ayudan están para apoyar esa visión. Con esto no estamos hablando de un discipulado dictatorial. "Aquí está el rey, y vosotros los peones ahí abajo". No es eso, sino que es la forma que Dios ha establecido para que su cuerpo funcione.

Pero éstos, que están funcionando en el espíritu de Absalón, siempre quieren promocionar lo suyo para que se diga: "¡Vaya, él si que predicó algo distinto! ¡El si que tiene nueva revelación! Lástima que los otros pastores no predican así".