Lucas 8:15
Cuando la Biblia habla del corazón, se refiere a nuestro espíritu pero en algunas veces se enfoca a las emociones. Dios quiere que tengamos un corazón sensible a Su presencia y a Su Palabra para que la recibamos, la retengamos y demos muchísimo fruto permanente.
La parábola del sembrador nos refleja los cuatro tipos de corazón que a su vez nos muestra los tipos de cristianos que hay en las congregaciones. El corazón del hombre es engañoso y es difícil de entender, pero es necesario que Dios lo transforme para que deje de ser un corazón duro e insensible, orgulloso y egoísta. El Señor lo hará cuando te entregues a Él por completo y le pidas que te de un nuevo corazón que le ame y le sirva solo a Él. Salmo 51:10, Ezequiel 11:19-21
El orgullo te impide que busques a Dios para tener un corazón nuevo, te impide a que recibas Su Palabra para nacer de nuevo y recibir todas sus bendiciones. También te impide que te despojes de lo malo y alejarte de manera permanente. ¿Estás dispuesto a dejar lo malo para recibir la Palabra de Dios y obedecerla fielmente? - Santiago 1:21
No basta con escuchar la palabra de Dios en la Congregación, en los Grupos en Casa, en los cursos, entre otras muchas formas, es muy importante que la entiendas y comprendas con claridad para que puedas aplicarla en la vida diaria y des fruto. Santiago 1:22-25
Dios quiere sobre todas las cosas que lo conozcamos íntimamente y comprendamos que Él es Dios a través de Su Palabra, y para eso necesitamos revelación, es decir, que entendemos perfectamente bien el mensaje que trae la Biblia en la historia, en el personaje o en un versículo específico. Debemos esmerarnos cada día en conocer más a Dios y comprender Su Palabra. Jeremías 9:24
Felipe le pregunto al etíope: ¿Entiendes lo que estás leyendo? El etíope leía información histórica pero no entendía el mensaje que estaba escondido en las Escrituras pues no tenía la revelación del Espíritu Santo, y Felipe sí la tenía. Cuando el etíope entendió las Escrituras, creyó en Jesús como Señor y de inmediato se bautizo como muestra de su pacto con el Rey de reyes. Hechos 8:30-31, 1Corintios 2:6-16
Nos volvemos sabios cuando vivimos haciendo lo que entendemos de las Santas Escrituras y esto hace que nuestra conducta cambie de manera radical. Hacer o practicar la palabra de Dios de manera permanente nos convierte en sabios.
Tengamos un corazón noble y humilde para recibir la Palabra de Dios, y abandonar la maldad de manera definitiva. Roguemos al Señor por revelación para entenderla y practicarla todos los días y así convertirnos en sabios.