lunes, 5 de marzo de 2012

Clase 6 - GC 2012


MANANTIAL DE BENDICIONES

Salmo 21:6

Cuando tenía la edad de doce años me tocó conocer un balneario llamado “Las estacas” en el estado de Morelos. Fue impresionante ver el agua cristalina y sobre todo como salía del fondo de la laguna, era un manantial fresco que disfrute al máximo. En los lugares desérticos los manantiales son de extremos valor porque pueden salvar vidas humanas y de los animales. El norte de nuestro país ha estado sufriendo por la sequía causada por la falta de lluvia, y lamentablemente el ganado ha estado muriendo.

Antes de conocer a Cristo Jesús y entregarle nuestro corazón, estábamos vacíos y secos como desiertos en nuestro interior. Pero la decisión de confesarlo como Señor hizo que se iniciara el milagro del Nuevo Nacimiento en nuestro espíritu, llenándonos con la presencia del Espíritu Santo y creando un manantial de vida dentro de nuestro corazón. Juan 6:13-14, Isaías 43:19

La poderosa combinación de la presencia del Espíritu Santo y la Palabra de Dios en nuestro corazón hace que brote de nuestro interior un manantial de vida, es decir, palabras que dan vida, que edifican, fortalecen, animan, que bendicen. Jesús nos enseñó que de la abundancia del corazón habla la boca, por eso es relevante que la Palabra de Dios abunde en nuestra vida para ser realmente un manantial de bendición para la gente que convive con nosotros y nos escucha. Salmo 33:6, Efesios 4:29-30, Colosenses 3:15-17, Mateo 12.33-37

Dios nos creo para vivir en un ambiente de bendición, no de calamidad y maldición. Nuestras palabras definen nuestro destino y el estilo de vida en el matrimonio y la familia. No debemos aparentar que somos cristianos cuando realmente no lo somos, porque tus palabras definen realmente quién eres. Hay creyentes que cantan alabanzas a Dios, comparten la Palabra con otros, pero también dicen malas palabras, groserías y maldiciones en su casa. Santiago 3:9-12

Dios nos llamo y declara que somos bendición para muchas familias, porque esa fue la promesa hecha a Abraham y ahora es nuestra por medio de Cristo Jesús. Somos bendición a donde quiera que nos paremos, por lo tanto declaremos: “Soy bendición para muchas familias”, y debemos creerlo porque es lo que el Señor dice de nosotros. Génesis 12:2-3, Gálatas 3:14, 28-29

Dios le mostró David que la Presencia de Dios nos llena de alegría y nos convierte en un manantial de bendiciones. Cada día nos da la oportunidad de bendecir a nuestro cónyuge, hijos y a cualquier persona que se relacione con nosotros. Hoy, a ¿Cuántas personas has bendecido con tus palabras, actitudes y acciones? Debemos empezar hacerlo desde nuestro hogar, no seamos como dicho popular: “Candil de la calle, oscuridad de tu casa”.

¿Qué tipo de manantial eres? ¿Agua dulce o salada? ¿Maldices o bendices?

Que la palabra de Dios abunde en nuestro corazón para que seamos un manantial de bendición en nuestro hogar y en todo lugar. Demos gracias a Dios que por su gracia y misericordia, nos convirtió en un manantial de bendiciones.